En cierta ocasión oí que alguien decía: “nunca hay que dar por supuesto una correcta comunicación”. Incluso cuando creemos que hablamos el mismo idioma y que nuestro interlocutor está entendiendo lo que intentamos transmitir, es muy posible que exista un pérdida de información en el camino.
Foto 1: ¿Qué le sucedió al detalle en obra?
Durante la ejecución de una obra la información se transmite de muchas formas (órdenes verbales, mails, whatsapp, actas, libro de órdenes, planos modificados, fotos, catálogos…) lo que supone realmente un problema para garantizar que todos los agentes han comprendido realmente el alcance de “orden”.
Hemos oído numerosas ventajas que el uso del BIM proporciona a todos los agentes, pero durante la ejecución de la obra tal vez, el más importante sea el de aportar un entorno real -o mejor deberíamos decir “virtual”- que actúe como soporte de toda esta información, poniendo a disposición de todos los intervinientes, la información actualizada y sin error.
Recientemente me comentaba un arquitecto estonio, que en su país desde el año pasado, todas las principales constructoras han prohibido el uso del papel en las obras. Las ventajas son evidentes. Se acabaron los planos desfasados, las anotaciones marginales, las cotas a mano,… en resumen, la información disgregada y sin garantías de haber sido recibida.
Para todo esto no es necesario un gran conocimiento tecnológico ni una inversión desmedida. Cualquier peón de obra lleva en su bolsillo un smartphone, y las tablets son cada día más baratas, y existen más de una decena de aplicaciones -aunque no todas gratuitas- que permiten que las actualizaciones y visualizaciones del modelo sean recibidas inmediatamente en la obra. Y también al revés, que los problemas detectados en obra sean recibidos en el estudio sin tener que esperar a la próxima visita de obra.
Y pese a lo que podría pensarse, esta nueva tecnología no genera una brecha digital entre las grandes y pequeñas empresas. En una de las pocas obras que actualmente tengo en curso, una vivienda unifamiliar que la están ejecutando dos hermanos y su cuñado, tan pronto como descubrieron que podían navegar por el modelo y consultar materiales, dimensiones, encuentros… desde su teléfono, no han querido volver a ver un plano. Al final esto de la construcción virtual tiene mucho de juego.
Y es que como decían nuestros mayores: “¿qué no verán nuestros ojos?”.
Este post ha sido redactado por Jose Nogués, de Arqteam.
En el post de la próxima semana comentaré el role del Project Manager con contratos IPD: el «PROJECT COACH»